✉️ Postal desde Segovia · de Miguel García Álvarez

¡Hola penfriend¹!

Hace mucho tiempo te contaba mi amor por los mapas y la de horas que pasaba hojeando el atlas que teníamos en casa. Hoy sigo haciendo lo mismo, aunque ahora me pierdo durante horas en Google Maps. Así que fue todo un regalo descubrir la newsletter de Miguel: Mapas Milhaud.
Amante de los mapas, Miguel lleva más de 15 años compartiéndolos y comentándolos, y desde 2022 mantiene además su propio catálogo. En su newsletter, los mapas son mucho más que orientación: son excusa y telón de fondo para contar historias, reflexionar y mirar el mundo de otra manera.
Miguel escribe desde Segovia, su ciudad natal, y tiene esa capacidad especial para encontrar detalles que otros pasarían por alto. Cada uno de sus textos es como desplegar un mapa: nunca sabes exactamente qué ruta vas a tomar, pero siempre acabas descubriendo algo.

¿Desde dónde nos envías esta postal?

Esta postal está escrita desde Segovia, España, la cuidad en la que nací y crecí. Tras terminar de estudiar en la universidad, estuve unos cuantos años que solo pisaba por aquí los fines de semana, por cuestiones de trabajo. Por suerte, hace seis años conseguí un cambio de puesto de trabajo que me permite teletrabajar desde Segovia y así volver a disfrutar de nuevo de mi ciudad y de mi gente.

Para los que no la conozcan, se trata de una ciudad ciudad turística y pequeña, a ojos de quienes viven en ciudades más grandes, pero para mí es la combinación perfecta. Esa posibilidad ir andando a cualquier sitio y poder llegar en apenas 30 ó 40 minutos creo que a veces no se aprecia lo suficiente. Por la particularidad de Segovia, esos paseos también permiten disfrutar de un gran entorno y de mucha historia, en la que nunca me importa ahondar un poco más. Y bueno, el entorno social en el que me crie, con mi gente y nuestras circunstancias.

¿Sueles enviar o recibir postales en tus viajes? ¿Alguna postal especial?

Pues es algo que solía hacer hace 20, 25 años, pero que poco a poco fui perdiendo. Tengo un amigo al que siempre le traigo una postal de casi todos los viajes que hago. Empezó con un par de peticiones en unos viajes que hice hace muchos años, y desde entonces se ha quedado como una costumbre. Eso sí, a pesar de no mandar postales como tal, soy de esas personas que suele mandar fotografías y un breve comentario sobre algunos de los sitios que visito. O de comida de la que disfruto. En realidad, creo que más veces de comida de la que disfruto que de los lugares que visito.

¿Cuál ha sido el destino que más te ha sorprendido? ¿Qué es lo que no esperabas encontrar?

Esta pregunta es difícil, porque prácticamente todos los sitios que he visitado a lo largo de mi vida ha tenido algo especial. Pero si me tengo que quedar únicamente con uno, tiene que ser un viaje al Líbano en 2009. En mi primer trabajo me hice muy amigo de un libanés y de su familia, así que cuando se casó su hermana pequeña me invitaron a la boda... y no pude dejar de pasar la oportunidad. Cualquiera que haya tenido la suerte de poder explorar un país con gente local, sabe que se disfruta de otra manera más auténtica.

A nivel cultural, no creo que haga falta decir que Líbano tiene lugares que sorprenden a cualquiera, como Baalbek o Biblos. Pero lo que no me esperaba encontrar era tal sintonía entre la comunidad musulmana y la comunidad cristiana (católica y maronita). Desde luego, esto fue mi experiencia hace muchos años, pero fueron muchas horas de visitas y casi aún más de fiesta. Y por favor, Beirut es una de las mejores ciudades del mundo para salir de fiesta. No es barato, y en cierto modo es bastante elitista, pero te lo puedes pasar muy bien.

¿Hay algún lugar al que siempre regresarías? ¿Qué lo hace tan especial para ti?

Yo creo que a cualquier sitio merece la pena volver. Cada viaje es una experiencia, y un viaje distinto con gente distinta suele ser otra experiencia distinta (aunque el destino sea el mismo). En cuestión naturaleza, si tuviera oportunidad, me gustaría volver a la Patagonia. Tuve la suerte de pasar un par de semanas por allí, pero solo me dio tiempo a visitar Torres del Paine, Calafate y El Chaltén. En realidad, decidimos no visitar más sitios porque en esos tres sitios había rutas suficientes para no aburrirte y poder explorar cada día algo nuevo. En pocos sitios he conseguido experimentar de manera semejante la inmensidad de la naturaleza y lo pequeños que llegamos a ser.

Si me tuviera que quedar más cerca, no me importaría repetir las veces que hiciera falta Londres y Roma. Londres, porque en realidad es un inmenso compendio de pequeñas ciudades que se pueden disfrutar en cada visita. La oferta cultural es abrumadora y, manejándote en inglés, tienes acceso a toda ella sin problema. Roma, porque es un auténtico museo al aire libre. Necesitas muchas oportunidades para poder visitar todos los rincones y emplear el tiempo que merece cada uno de ellos. Y la comida romana... ¡qué comida! Y no me refiero a la pasta y las pizzas, en Roma la oferta gastronómica es maravillosa y el producto suele ser de mucha calidad (no llega al nivel de Nápoles, pero se acerca).

¿Eres más de improvisar o de planear al detalle?

Hace tiempo, pocas veces planificaba nada. Pero también era mucho más fácil, ya que no solía haber problema de alojamiento o de entrar en X sitios. En los últimos años, depende un poco de con quién vaya y donde vaya. Por lo general, me gusta dejar el alojamiento zanjado de antemano (por miedo a no tener donde quedarme a un precio razonable) e intentar dejar únicamente atado aquello que podría quedarme sin visitar de no tener entrada. Luego, sobre la marcha se puede ir viendo cómo modelar la visita según la apetencia que se tenga cada día. Una vez en destino, me gusta intentar tantear bien todo el tema gastronómico para asegurarme de que no me voy a perder nada recalcable. No tanto por sitios concretos que visitar (que algunas veces los hay), sino por tener claro qué platos y preparaciones tengo que probar sí o sí.

¿Qué no puede faltar en tu maleta o mochila?

Muchos más libros de los que voy a leer. Por alguna razón que desconozco, tiendo a sobreestimar el tiempo que voy tener disponible para poder leer tranquilamente cuando me voy de viaje. Siempre hay algún rato tonto en los que puedes leer algo, pero por lo general se está muy cansado o vas a terminar haciendo otras cosas (como escuchar música, hablar, o simplemente echarte una partida en el móvil a ese juego que no tienes muy claro por qué tienes instalado).

Como dato curioso, cuando viajaba por trabajo metía religiosamente cada domingo por la noche la ropa de deporte en la maleta. Para sorpresa de nadie, no me hacía falta ni meterlo en la lavadora ya que muy pocas veces llegué a usarla.

¿Qué libro, película o canción te inspira a viajar o te acompaña siempre en tus aventuras?

No concibo la vida sin música, así que esta siempre me acompaña. Por lo general, va cambiando con el paso de los años y la apetencia del momento. Eso sí, en un viaje por carretera, hay canciones que por alguna razón que desconozco siempre resultan apropiadas y no pueden faltar en una lista: "Baba O'Riley" de The Who, "American Girl" de Tom Petty o "Rockin’ in the Free World" de Neil Young. Si se trata de hacer algo de senderismo o caminar en la naturaleza, creo que podría poner en bucle infinito algún disco introspectivo como "Good New For People Who Love Bad News" de Modest Mouse o "Give Up" de Postal Service. Si es una escapada fiestera, los ánimos se levanta rápidamente con una sesión de Los Gandules. Una garantía.

¿Qué consejo le darías a alguien que nunca ha enviado una postal para que se anime a hacerlo?

Como ya he dicho, no soy de los que sigan mandando postales, aunque creo que es importante compartir las experiencias. Ya sea por escrito (en el formato que sea) o en una conversación, compartir todo tipo de experiencias (buenas, malas y neutras) es algo que nos ayuda a crecer no solo de nuestras propias experiencias, sino a aprender de todas las de la gente que nos rodea. La riqueza que se logra al intercambiar ideas no se podría suplir ni aunque tuvieras todo el tiempo del mundo para viajar.

1. penfriend: se trata de una persona con el que uno se cartea, un contacto epistolar.