¡Hola penfriend1 !
Cuando vives en una ciudad pequeña y poco conocida, si alguien la conoce o hay algún momento en la historia que la sobresalte, me emociona. Este sentimiento, es nuevo para mí, puesto que prácticamente siempre he vivido en ciudades grandes y conocidas. Cuando hace unas semanas me enteré de que Felipe II en su viaje Felicísimo Viaje por Europa, hizo una parada en Ulm en 1548, me hizo especial ilusión.
En 1548, cuando aún no era rey, Felipe II viajó por Europa para visitar los territorios que heredaría. Se detuvo en Ulm, y me gusta pensar que se sorprendió con lo mismo que sorprende hoy a muchos: una ciudad próspera, situada en una ruta comercial clave, a orillas de un Danubio que empieza a ser navegable justo aquí. Su puerto y sus gremios florecieron durante siglos, convirtiéndola en un centro clave del Sacro Imperio Romano Germánico. Y aunque su paso fuera breve, la huella de quienes se detienen en Ulm permanece, como la de Napoleón, que también dejó su rastro al pasar por aquí durante las guerras napoleónicas.
Hay lugares a los que llegas por casualidad, y otros a los que, con el tiempo, e inesperadamente acabas llamando hogar. Ulm es para mí uno de esos sitios. No sé si fue por su escala perfecta entre ciudad y pueblo, por el Danubio que atraviesa sus calles, o por esas callejuelas empedradas del casco histórico. Pero lo cierto es que aquí estoy, varios años después, escribiendo esta postal desde la ciudad que un día pisó Felipe II en su viaje para conocer su futuro imperio.
Ulm es también frontera, y no solo por estar en el margen del río. El Danubio marca el límite entre dos regiones alemanas: Baden-Württemberg y Baviera. Al otro lado del puente está Neu-Ulm, ya en tierra bávara, y es curioso cómo, en apenas unos pasos, cambia la arquitectura, el acento y hasta los horarios. Esta división política data de 1805, tras la derrota de Austria frente a Napoleón, momento en el que Ulm pasó a formar parte del Reino de Wurtemberg y Neu-Ulm de Baviera.
La ciudad guarda otras historias singulares, como la del sastre de Ulm, Albrecht Berblinger, que en el siglo XVI intentó volar desde un bastión de la muralla sobre el Danubio. Se lanzó con unas alas que había diseñado, y aunque el vuelo terminó en el agua y con muchas burlas, hoy se le recuerda como un pionero de la aviación.
Y hablando de alturas, aquí se alza la iglesia más alta del mundo: la Münster de Ulm. Con sus 161,5 metros de altura, domina el perfil de la ciudad. No es una catedral, aunque a muchos les sorprenda, sino una iglesia gótica protestante. En alemán, la palabra "Münster" designa iglesias grandes o monásticas, a diferencia de "Kirche" que es el término general. Ulm nunca fue sede episcopal, por eso, aunque la iglesia creció en altura, no lo hizo en rango.
Cuando tienes prácticamente un único hijo pródigo, todo gira alrededor de él. Albert Einstein nació en Ulm, en 1879 y aunque su familia se marchó poco después, la ciudad está salpicada de guiños que lo recuerdan. No hay un gran museo (aún), pero sí muchos detalles que invitan a una búsqueda pausada por la ciudad.
Ulm sorprende también por su vida cultural y su historia reciente. En la Hochschule für Gestaltung, la Escuela de Diseño de Ulm fundada tras la Segunda Guerra Mundial, nacieron muchas de las ideas que marcaron el diseño industrial del siglo XX. Productos de Braun o la señalética de los Juegos Olímpicos de Múnich deben mucho a esta escuela, heredera del espíritu Bauhaus.
Y si hay un día en el que Ulm muestra su cara más festiva, ese es el Schwörmontag, el lunes del juramento, en julio. Este día el alcalde rinde cuentas ante la ciudadanía desde el balcón del ayuntamiento. Lo mejor llega después, con la Nabada: una fiesta fluvial donde los vecinos bajan el Danubio en embarcaciones decoradas, entre sátiras, espuma y mucha diversión. Es difícil de imaginar si no lo vives en primera persona.
Ulm es una ciudad de contrastes, marcada por la historia, la innovación y una identidad dividida entre dos estados. Y desde 2024, oficialmente reconocida como la ciudad con mejor calidad de vida en Alemania ;).
Recuerdos desde este rincón junto al Danubio,
M.
Explorando desde casa 🗺
📖 Viajes literarios: El Danubio, de Claudio Magris. Un ensayo de viaje que recorre el río desde su nacimiento hasta el mar Negro, mezclando historia, reflexión y literatura
🍝Sabores del viaje: Los Maultaschen, los raviolis de la región rellenos de carne y verduras. Se dice que los inventaron los monjes para engañar a Dios, te dejo la curiosa historia aquí.
🎶Notas viajeras: "El Danubio azul" de Johann Strauss, un maravilloso vals para dejarse llevar por el ritmo del río europeo.
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penfriend: se trata de una persona con el que uno se cartea, un contacto epistolar.
No lo pude evitar y me fui a Google a buscar más imágenes de esa iglesia. Debe ser imponente verla alzarse entre las casas alemanas.
Soy una de esas personas que llegó de casualidad a Ulm y me pareció hermosa. Estuve solo dos semanas pero parece un lugar agradable para vivir a largo plazo (si sabés alemán o tenés intenciones de aprenderlo jeje).