Postal #4 - Santander, reina del norte
Hola penfriends*
Hoy es el último domingo de agosto y sin duda un día lleno de melancolía. Siempre recuerdo la última semana de agosto en la playa, con tormentas de verano y muchos días de bandera roja que me impedían bañarme. También asocio estos días con los nuevos libros del curso escolar listos para estrenar y las tardes pasadas forrándolos. Casi siempre al hacerlo salía alguna burbuja que para mí, cuando las veía durante el curso, eran un pequeño recordatorio que me transportaban me transportaban a esos días de verano, forrando libros junto al mar (todavía recuerdo una burbuja grande, en la contraportada de mi libro de matemáticas de segundo de primaria).
Muchos seguramente volveréis al trabajo mañana. ¡Ánimo! Yo soy desde hace muchos años, de esas personas que se cogen las vacaciones en octubre/noviembre, cuando en Alemania el tiempo es frío y gris. Reconozco que todos los años pienso que es una buena idea y todos los años cuando echo de menos el mar y la piel salada me arrepiento un poco. Pero luego llegan los días otoñales/invernales fríos y me vuelvo a alegrar de haber tomada esa decisión.
Este año, he tenido la suerte de poder disfrutar del mar una semana, además no de cualquier mar, no de cualquier destino: he vuelto al mar de mi infancia, a mis veranos infantiles ya que, después de más de 10 años, he vuelto a Santander.
En las últimas postales os he ido contando mi amor por Europa, que me siento de muchas partes y muy europea. Este sentimiento se traslada también a España y a sus regiones: soy valenciana, pero por mi sangre corre sangre de muchos sitios de España - Santander, Madrid, Burgos, Guadalajara, Mondragón, Jaén, etc. Pero sin duda, la sangre santanderina es una de las "caudalosas" y la que llevo más cerca de mi corazón. Y me siento muy afortunada de poder llamar a Santander también hogar.
Gracias a tener a la mitad de mi familia a 800 km, el tema de viajar y volar comenzó bien pronto en mi vida: con 7 meses cogí mi primer avión a Bilbao (pues por aquellos entonces no había vuelo directos a Santander). Y Valencia - Bilbao también fue mi primer vuelo sola, con 6 años y chaqueta roja (que es el
servicio que ofrece Iberia para viajar a los menores no acompañados). Mis padres me dejaban en el aeropuerto, me daban una bolsita que llevar al cuello donde guardaba pasaporte y tarjeta de embarque y una azafata me acompañaba a mi asiento. Al aterrizar, me llevaba hasta mi abuelo. En cuanto le veía, me escapaba corriendo a sus brazos y la azafata, a pesar de tener bastante claro que era de la familia, le pedía el DNI y me entregaba sana y salva. Y empezaban mis veranos.
(A la izquierda, yo con 6 años en mi primer viaje sola -la foto no tiene la bolsita-. A la derecha, mi primer viaje sola al extranjero con 10 años, esta vez la foto si tiene la bolsita).
Para mí Santander es sinónimo de infancia, de felicidad, de helados de limón y "coles**" en el Sardinero. Recuerdo subir al tiovivo (los caballitos) del Paseo Pereda, ir de picnic al camping de Latas con tortilla de patatas y filetes empanados hecho por mi abuelita, los churros con chocolate, beber agua del caño, las cuestas pindias y las quesadas de mi tía.
Este agosto, después de estar demasiados veranos sin ir por Cantabria, me reencontré con todos esos lugares y fue absolutamente maravilloso. Cantabria queda a veces eclipsada por el Pais Vasco, Asturias o Galicia, pero es, como bien dice su lema, infinita. Mi primera cartilla de ahorros estaba en Caja Cantabria y siempre decía (por su logo) "Caja Cantabria, mar y montaña" y efectivamente así es; Cantabria es el maravilloso mar cantábrico y las espectaculares montañas, entre ellas, en la parte occidental, los Picos de Europa.
Justamente en los Picos de Europa (cuya excursión os recomiendo encarecidamente) se encuentran dos de los pueblos más bonitos de España: Potes y Mogrovejo. Y no lo digo yo, lo dice la asociación "Los Pueblos Más Bonitos de España" creada en 2011 para promocionar y preservar el patrimonio cultural. Se basa en el modelo francés de "Les Plus Beaux Villages de France" y lo han copiados muchísimos países, lo que ayuda a elegir destinos (como en mi caso, en el roadtrip que os comenté en la Postal #1 de Italia). En el caso de los pueblos cántabros, fue una casualidad, con lo que la ilusión fue aún mayor. (Hay además una tienda de quesos lebaniégos tremendamente rica, si vas por allí no te la puedes perder).
Os confesaré que mis veranos y Navidades en Santander tenían una banda sonora que casi me cuesta confesar: Los Carabelas. Se tratan de un trio de músicos cántabro fundado en 1968 que canta canciones sobre las villas y los pueblos de Cantabria. No creo que haya persona menor de 60 años que se sepa sus canciones como yo me las sé. En el Opel Corsa de mi abuelo, solo se escuchaban esos casettes, que heredé a los 18 años cuando mi abuelo me regaló su coche, junto los casettes por supuesto.
Quiso el destino que este año, justo el que yo volví a Santander, los Carabelas se despidieran de la música después de 66 años en su último concierto. Pero no fue tan bonito para mí: no coincidió en los días que estuve allí y no pude asistir - pero si mis padres, que me enviaron varios videos, como si se tratara de unos de estos festivales tan populares en verano.
Confesado este secreto, me despido por hoy, con la gran recomendación de que no dejes de ir por Cantabria; la Tierruca es un destino maravilloso. Y te pregunto ¿cuál sería algún secreto tuyo casi casi inconfesable? ¿Has tenido la suerte de ir a Santander?
Si mañana te toca volver al trabajo, ¡mucho ánimo! Cuéntame dónde hasta estado de vacaciones y seguro que escribiéndome, te vuelven buenos recuerdos.
Recuerdos, hoy desde Rothenburg ob der Tauber***.
Marta
*penfriend: se trata de una persona con el que uno se cartea, un contacto epistolar
**coles: en Santander, baño en el mar
***Rothenburg ob der Tauber: la ciudad más visitada de Alemania, superando a Berlin, Múnich o Hamburgo. Volveremos a ella.
También se viaja comiendo, como os he hablado de la quesada, os dejo una receta de blog de una santanderiana que hace años me recomendó mi madre diciéndome "estas son recetas son como las de mi madre", es decir, mi abuela.
También se viaja leyendo, me acabo de terminar el libro "El olvido que seremos" un libro que te transportará a Colombia. Además tiene una película con título homónimo ganadora de un Goya. ¿Has leído algo este verano? Cuéntame.