Postal #1 - Italia con amore
Hola, penfriends:*
Reconozco que después de anunciar con bombo y platillo esta segunda postal, me ha entrado el síndrome del folio en blanco y me he preguntado, si de verdad tengo algo tan importante que contar que merezca la pena. Habéis sido muchos los que os habéis apuntado a recibir postales; algo que me ilusiona pero también me abruma.
Quizá lo más fácil sea empezar por el principio: mi amor por Italia. Gracias a esta carta he hecho una introspección y creo que he llegado a la clave de cómo empecé a conocer Italia y cómo llegó a ser mi país favorito y al que vuelvo siempre (que la vida me lo permite).
Ya se sabe que los padres predican con el ejemplo. En mi casa, no iba a ser menos. Mi amor por la lectura y los viajes, es sin duda, algo que aprendí viendo a mis padres (en otras cosas, que seguramente destriparemos en futuras entregas).
Me encanta recibir correo. Pero el correo postal, del que tienes que abrir el buzón para encontrarte la carta. Hoy en día ha quedado casi anticuado (o no) pero en mi casa han llegado siempre las suscripciones a las revistas TIME y Fortune. La portada con el marco rojo, para mí es sinónimo de hogar.
Por supuesto, yo tenía mis propias suscripciones: durante años llegaron a casa las revistas LeoLeo y Reportero Doc.
No sé si conoces Reportero Doc, pero se trata de una revista que te descubre y te ayuda a comprender el mundo, te plantea preguntas y te enseña sobre un montón de curiosidades.
En el ejemplar de febrero de 2000 leí por primera vez sobre Pompeya. Me fascinó. Y junto a un deseo que tenía muy fuerte de ir a Venecia (ya que había leído que Venecia se hundía y temía llegar demasiado tarde) empecé a soñar con viajar a Italia.
No recuerdo si fui muy pesada (esto habría que preguntárselo a mi familia, pero probablemente si) pero en 2005 cumplí mi primer sueño y pisé Venecia. En 2006 combinamos un viaje a Roma con una visita a Pompeya (aún recuerdo con temeridad el tráfico romano y mi padre valiente al volante). Y desde entonces puedo decir que he vuelto prácticamente cada año al “bel paese” (algunos años no fui, pero otros repetí varias veces, ja ja ja )
Italia es verdaderamente inagotable. Por supuesto todos tenemos en mente las maravillosas ciudades como Roma, Florencia, Venecia, Milán… pero Italia tiene tantísimos otros rincones desconocidos (o al menos no tan famosos) por descubrir. El vivir en Alemania me ha dado la oportunidad de conocer regiones que apenas sabía que existían; a saber: Tirol del Sur, una región maravillosa que para desgracia mía hablan más alemán que italiano o el Lago di Garda, el destino preferido de vacaciones de los muniqueses. (El cual yo me imaginaba como un Benidorm y resulta que es un lago encajado en los Alpes absolutamente magnifico.
Este año tuvimos la suerte de hacer un pequeño roadtrip por la región de Emilia-Romaña, una región menos popular y por tanto menos turística pero absolutamente maravillosa y donde además se come de miedo. Y no me lo estoy inventando, el Parmigiano, el jamón de Parma, el vinagre balsámico de Módena, la mortadela de Bolonia o lo que conocemos como boloñesa que en realidad se llama “ragú” son todos procedentes de esta zona.
En Emilia-Romaña se encuentra, uno de los mejores secretos guardados de los italianos: la ciudad de Ravenna. Una pequeña ciudad que cuenta con ocho monumentos declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. ¡Ocho! En una ciudad de 150.000 habitantes. Y lo mejor de todo, es que yo no sabía de su existencia, hasta que mi madre me habló de ella por primera vez, allá en 2019. Aún estoy alucinando.
Podría estar horas hablando de Italia, de sus ciudades, de su gastronomía, de los destinos que aún tengo pendientes, pero voy a ir cerrando esta carta, para no alargar más las ganas de cogerse un avión y plantarse en Napolés a comer pizza.
Compartir es vivir, te dejo en este link un mapa con el roadtrip que te comentaba, con todas las recomendaciones, restaurantes e informaciones de todo. Si te animas a utilizarlo, estaré encantada y más aún si me lo cuentas.
También se viaja comiendo; en este último viaje compramos pecorino romano y guanciale para hacer una verdadera carbonara. No se necesitan muchos ingredientes, pero los que son tienen que ser buenos y los correctos, no sirven sucedáneos. Al volver, hicimos unos espaguetis carbonara (importante comprar los espaguetis un poco más gorditos - número de 7 de Barilla, por ejemplo) y Mamma mia ! Si te atreves, te dejo la receta de una italiana.
También se viaja leyendo y a veces incluso en el tiempo. Para mí visitar Pompeya era poder ver con mis ojos una ciudad romana, siempre me ha fascinado el Imperio Romano.
Santiago Posteguillo es el gran autor de esa época; sus libros cautivan a miles de lectores. Yo sólo me he leído suyo Yo, Julia que sin duda te recomiendo. Una gran mujer detrás de un gran emperador. ¡Fascinante!
Y ahora cuéntame tú, ¿has ido alguna vez a Italia? Cuéntame tu experiencia con este país y si compartes un poco mi locura.
Recuerdos, hoy desde Biberach.
PD: Desempolvar recuerdos del baúl recuerdos no es fácil viviendo a 1681 km de distancia de ellos. Así que gracias a mi familia por la ayuda en la búsqueda de tesoros familiares.
*penfriend: se trata de una persona con el que uno se cartea, un contacto epistolar